La de este martes se trató de una protesta a la que decenas de miles de personas en todo el país asistieron de manera genuina y con un único propósito: enviarle un mensaje directo a Milei para decirle: «Con la universidad pública no».
Habrá que auditar las cuentas de las casas de estudio nacionales, habrá que plantear discusiones pedagógicas por qué no también, en función de robustecer la calidad educativa, o evaluar la posibilidad de arancelar el acceso para los extranjeros no residentes, como se debatió hoy mismo en redes sociales, por ejemplo: el abanico es amplio y parece necesario que el Gobierno lo despliegue en su totalidad.
Habrá que ajustar entonces en donde se tenga que ajustar, pero quedó demostrado en la potente foto que dejó esta marcha nacional que una porción significativa de la sociedad -incluyendo probablemente a votantes de La Libertad Avanza el año pasado- está dispuesta a aplicarle un freno al plan «motosierra» de Milei, marcándole así un límite: la educación pública en la Argentina, por cierto, eslabón indispensable para cualquier intento de movilidad ascendente en el país.
A la luz de lo sucedido, en el seno del Gobierno deberían al menos encenderse luces amarillas que le sirvan a Milei para meditar mejor sus movimientos, antes de arriesgarse a otro paso en falso. El Presidente quiso avanzar sobre las universidades y cuando se percató de que había tocado un nervio sensible e intentó dar marcha atrás, ya era demasiado tarde: las imágenes vistas este martes hablan por sí solas. NA.