La sentencia del Supremo vino a validar una decisión del Tribunal de Apelación, que falló en contra de una madre y revocó la asignación pagada por su exmarido a favor de su hijo, un profesor suplente de música de 30 años. Los jueces revocaron también la concesión de la casa matrimonial para el hijo, señalando que ahora en todos los países del mundo se asume la independencia económica a los treinta años, salvo la existencia de un problema económico. Según los jueces del Tribunal Supremo, los hijos deben intentar independizarse de sus padres, a pesar de los contratos precarios, los bajos salarios y las hipotecas casi imposibles para comprar un piso.
El Tribunal Supremo pide un cambio de tendencia: pasar del principio «del derecho a cualquier derecho», al concepto del deber, porque así lo exige la evolución social. En un país en donde el 64,3 % de los jóvenes entre los 18 y los 34 años de edad vive en familia, con al menos uno de sus padres, el Supremo plantea una nueva visión: se debe pasar de una óptica de vivir a costa de los padres a una etapa de auto-responsabilidad por parte de los hijos.
