La Corte Penal Internacional (CPI) calificó por primera vez la semana pasada el matrimonio forzado y posterior embarazo como un crimen contra la humanidad. La definición se dio en la sentencia condenatoria contra uno de los comandantes detrás de estas prácticas, cometidas durante el conflicto en Uganda: Dominic Ongwen, antiguo niño soldado e integrante de la organización extremista cristiana Ejército de Resistencia del Señor, que pretende imponer un régimen teocrático.
«El matrimonio es un estado que se adquiere de forma voluntaria y que tiene efectos sociales, religiosos y personales que afectan a la intimidad de la persona. Si la víctima se ve atada de forma ilegítima, ello deriva en estigma social y en la pérdida de su dignidad”, concluyó el tribunal.






