En la maravillosa película «El secreto de sus ojos», uno de los protagonistas asegura que un hombre puede cambiar de cualquier cosa, menos de equipo de fútbol.
Ese parece ser el caso de Sergio Massa por estos días, quien negocia a dos puntas con el kirchnerismo y Cambiemos en la provincia de Buenos Aires. Pero mientras hace cuentas de lugares en las listas, intendentes y otras condiciones de su negociación, las encuestas muestran una caída en su intención de voto.
Es todo tan dinámico que, hace apenas dos semanas, cuando Cristina Kirchner decidió ser candidata a vicepresidente, Massa dijo: «Soy más candidato a Presidente que antes» .
¿Por qué el líder del Frente Renovador pasó a ser el dirigente más requerido por Unidad Ciudadana y Cambiemos?. Porque no importa si de los 21 puntos que logró en los comicios del 2015 le quedan 5. Son suficientes para inclinar la balanza para un lado u otro, en este contexto de polarización extrema.
En exactamente una semana cierra la inscripción para las alianzas electorales. Massa puede ser de Boca o de River. O seguir siendo de Tigre. Es todo muy dinámico.
