Por primera vez desde su creación los 27 países de la Unión Europea decidieron cerrar las fronteras comunitarias por 30 días para el ingreso de ciudadanos extracomunitarios.
Considerada el centro de la pandemia por la OMS, Europa presenta discímiles políticas frente a la expansión del COVID-19: Francia y Alemania cerraron sus fronteras; Hungría impide la entrada a ciudadanos europeos; Polonia los somete a cuarentena aunque no tengan síntomas o no provengan de zonas críticas. Ahora, todos los países que conforman el bloque se han cerrado en conjunto. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea dijo el martes que “Hay ciudadanos europeos bloqueados dentro de la UE y esta situación tiene que cesar”.
Bruselas espera que con esta medida los países relajen los controles internos y se permita la circulación dentro de la UE con las restricciones del caso. Asimismo espera frenar un posible quiebre dentro de la zona Schengen o la ruptura del mercado interior que termine por poner en peligro a la misma Unión Europea.
Luego está el debate de los estímulos para revertir una caída del crecimiento que ya es insalvable. Hasta ahora los países han tenido que recurrir a sus propios presupuestos, aunque muchos de ellos, como España e Italia, no tienen mayor márgen de maniobra.






