En una entrevista con Variety, Robin Wright reveló su frustración por la diferencia salarial que experimentó mientras trabajaba en House of Cards. A pesar de tener un rol protagónico y una presencia en pantalla similar a la de su coprotagonista Kevin Spacey, Wright nunca recibió el mismo salario que él, lo que la llevó a un proceso de negociación sin éxito.
Según contó, tras varios intentos de obtener una remuneración justa, Netflix le ofreció el cargo de productora ejecutiva y la posibilidad de dirigir algunos episodios, con la promesa de recibir múltiples sueldos. Sin embargo, Wright cuestionó esta oferta y preguntó por qué no podía recibir un pago igualitario como actriz. La respuesta que recibió de la plataforma fue que no tenía un Premio de la Academia, como Spacey, quien había ganado el Oscar en dos ocasiones. Para Wright, este argumento no justificaba la disparidad salarial, ya que consideraba que su trabajo y la popularidad de su personaje merecían el mismo trato económico.
La actriz, al ver que la situación no cambiaba, decidió actuar. Motivada por un camarógrafo del equipo, Wright optó por dirigir algunos episodios, lo que le permitió aumentar su salario. A lo largo de la sexta temporada, tras la salida de Spacey por acusaciones de abuso sexual, su salario y tiempo en pantalla aumentaron, y la actriz consideró esa experiencia como «transformadora». Además, se apoyó en el crecimiento del fandom de su personaje, Claire Underwood, que llegó a ser más popular que el de Frank Underwood, para reclamar un mejor salario.
A pesar de los desafíos y la frustración vivida, Robin Wright reconoció que House of Cards le dio una gran oportunidad en un momento crítico de su carrera, cuando los roles para mujeres de su edad eran escasos. «No sé si habría conseguido papeles en el cine en ese momento», concluyó.
