El FBI logró abortar, luego de dos operaciones paralelas en conjunto con la policía estatal, arrestó a 13 personas en Michigan que formaban parte de un complot para atacar el Capitolio estatal, instigar una guerra civil y tratar de secuestrar a la gobernadora demócrata del estado de Michigan, Gretchen Whitmer. Los detenidos estaban guiados por creencias libertarias y la convicción de que urge limitar el poder de los Gobiernos.
Seis de los detenidos acusados de intentar el secuestro de la gobernadora, residentes de Michigan y Delaware, realizaron entrenamientos con armas de fuego y explosivos, y llevaban meses vigilando los movimientos de Whitmer. El secuestro es en reacción al «poder incontrolado» que ejerce la gobernadora según los manifestantes, quienes se enfrentan a una pena de prisión perpetua.
Los otro siete detenidos, en este caso por la policía estatal, fueron acusados de violar la legislación antiterrorista del Estado por proporcionar material de apoyo para actividades terroristas, ser miembros de una banda y utilizar armas teniendo antecedentes penales.
Miles de personas protestaron en primavera contra las restricciones sanitarias impuestas por la gobernadora para frenar el avance del Covid-19 y, en mayo, un grupo de manifestantes armados irrumpió en el capitolio de Michigan para exigir el levantamiento del confinamiento por el coronavirus.






