sábado, 27 julio, 2024

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Aunque parezca increíble los hongos cumplen un papel fundamental en la conservación de la diversidad de los bosques y en mitigar el impacto del cambio climático.

Por debajo de la tierra crece una red de raíces y hongos de la que depende el ecosistema que se desarrolla por sobre ella. Los hongos – muchos de ellos comestibles – cubren las raíces y ayudan a los árboles a absorver nutrientes y agua. Por otro lado, los árboles les transieren a los hongos los carbohidratos que producen al fijar el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Los hongos logran que el CO2 (gas que produce el efecto invernadero) se deposite en el suelo de los bosques.

Ahora bien, tanto el cambio climático como la recolección indiscriminada de hongos pueden alterar el equilibrio y hacer que una mayor cantidad de CO2 sea liberada a la atmósfera, exacerbando el efecto invernadero que, a su vez, podría llevar a que los hongos sean sustituidos por otros menos eficientes.

Mientras los planes de gestión forestal no contemplan la conservación de los hongos, el interes de la gente por su recolección con destino culinario va en aumento. ¿Y si los restaurantes comenzaran a registrar en sus cartas el rastro de CO2 de los platos con hongos?