viernes, 12 julio, 2024

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Un reciente estudio liderado por la Universidad de Harvard, junto con la reconocida experta en psicología clínica y evolutiva, Dra. Deirdre Barrett, destaparon un fascinante misterio: ¿Qué sueñan realmente los animales, incluyendo a nuestros fieles compañeros caninos y felinos?

Según la Dra. Barrett, aunque aún no podemos saber con certeza los contenidos exactos de los sueños de los animales, existen sólidas evidencias que sugieren que muchos mamíferos, como los perros, comparten un ciclo de sueño similar al de los humanos. 

La Dra. Barrett sugiere además que, al igual que los humanos sueñan con sus actividades diarias de manera visual y menos lógica, es posible que los perros también sueñen con eventos que les interesan o experimentaron durante el día, aunque de manera más abstracta y visual.

Pero la investigación no se limita a los caninos. Estudios sobre los felinos, realizados por Michel Jouvet,revelaron comportamientos particulares durante la fase REM del sueño en gatos. 

Por otro lado, los pájaros, tienen un sistema nervioso bastante diferente al de los mamíferos y se observo que especies como loros y los cuervos, emiten sonidos vocales durante el sueño, lo que llevo a la especulación de que podrían estar reviviendo interacciones sociales o practicando sus habilidades de comunicación.

En momentos en que nuestras mascotas parecen sumergidas en pesadillas, la reacción instintiva de muchos de nosotros es correr hacia ellas, ansiosos por interrumpir ese tormentoso trance y devolverles la paz. 

Sin embargo, especialistas sugieren que este acto de buena voluntad podría no ser tan benéfico como se supone. Argumentan que las pesadillas se gestan en la fase más profunda del sueño, y despertarlos podría perturbar su tan necesitado descanso. 

A pesar de que puedan manifestar signos de inquietud, miedo o incluso dolor durante una pesadilla, respetar su estado y permitirles que superen el episodio por sí mismos puede ser más beneficioso en última instancia.

Permitirles despertar y enfrentar la pesadilla por sí mismos se presenta como un ejercicio natural de autoregulación, una inercia corporal que evita cruzar ciertos límites. 

No obstante, para aquellos que no pueden soportar ver a sus fieles amigos sufrir, existen alternativas menos intrusivas.

  • Una opción es aproximarse lentamente y acariciar al animal con suavidad. Este gesto proporcionará una sensación de calma sin perturbar su descanso. 
  • También se puede intentar hablarle en voz baja para transmitir tranquilidad, evitando cualquier ruido brusco o aproximación repentina. 

La clave radica en actuar con precaución, asegurando a la mascota que estamos presentes, pero permitiéndole gestionar su propio estado emociona