? Se trata de un bloque de hielo casi del tamaño de París, ahora a la deriva en el océano
Un enorme fragmento de hielo, de casi 79 km², se desprendió del iceberg más grande del mundo, conocido como A23a, un fenómeno que los científicos han rastreado por primera vez mediante imágenes satelitales.
Este gigantesco bloque de hielo, con una longitud de 80 km y una superficie total de 3.360 km², se separó de la Antártida en 1986, pero hasta ahora había permanecido intacto en la región.
Desde diciembre, A23a ha comenzado a desplazarse lentamente hacia el norte, en dirección a las islas británicas Georgias del Sur, impulsado por poderosas corrientes oceánicas.
? Primer desprendimiento significativo desde su desplazamiento
Científicos confirmaron que este es el primer desprendimiento de una parte importante del iceberg, lo que podría indicar el inicio de una fragmentación mayor.
«Es sin duda alguna la primera parte significativa del iceberg que ha aparecido hasta la fecha», afirmó Andrew Meijers, oceanógrafo del British Antarctic Survey, quien ha seguido de cerca la trayectoria del iceberg.
Por su parte, Soledad Tiranti, glacióloga argentina a bordo del rompehielos ARA Almirante Irízar, también verificó la separación del fragmento.
? ¿Es el comienzo del colapso total del iceberg?
El iceberg A23a ha resistido bien durante décadas, a pesar de presentar fracturas profundas. Según Meijers, aunque los icebergs tienden a perder fragmentos pequeños con el tiempo, esta separación marca un hito, ya que podría indicar un inicio de descomposición acelerada.
«En el pasado, otros icebergs gigantes se derrumbaron en pocas semanas una vez que comenzaron a perder grandes trozos», explicó el experto.
Sin embargo, los científicos aún no pueden determinar con exactitud si este evento es una señal de una fragmentación mayor o si el iceberg seguirá su curso sin cambios significativos.
? Impacto en la fauna de la región
La posible fragmentación total del iceberg reduciría la amenaza para la vida silvestre en la región de Georgias del Sur, un área crucial para especies como focas y pingüinos.
«Si A23a se rompe en bloques más pequeños, los animales podrán moverse con mayor facilidad en el océano para encontrar alimento», concluyó Meijers.
El monitoreo satelital continuará para evaluar la evolución del iceberg y su posible impacto en el ecosistema del Atlántico Sur.






