La llegada del invierno, las bajas temperaturas y los días más cortos se convierten en una invitación al sedentarismo y la ingesta de alimentos con mayor densidad calórica. Sin embargo, para mantener un estilo de vida saludable, hay que buscar un equilibrio entre la actividad física y la alimentación.
A través del ejercicio físico nuestro cuerpo es capaz de producir sustancias químicas como las endorfinas, que estimulan el bienestar y promueven un mejor estado de ánimo en esta época del año. Además, la práctica de deporte con frío moderado permite quemar calorías rápidamente. Esto ocurre debido al gasto energético que implica el ejercicio, sumado al trabajo que realiza el cuerpo por mantener la temperatura corporal.
Según la doctora Paola Caro, directora médica deVittal, “en vacaciones los horarios y las rutinas diarias suelen modificarse, pero es importante mantener los hábitos saludables y las cuatro comidas diarias, con énfasis en el desayuno y el almuerzo”. “Privilegiar una dieta rica en frutas, sobre todo cítricos y verduras, granos enteros, frutos secos y grasas saludables, que se encuentran en alimentos como pescados grasos y aceite de oliva es clave”, remarcó.
Y agregó: “Otro aspecto importante es realizar deporte al menos tres días a la semana. El ejercicio ayuda a eliminar bacterias de los pulmones y vías respiratorias, lo que podría reducir la probabilidad de contraer un resfriado, gripe u otras enfermedades. Además, mantener el cuerpo en movimiento hace que los anticuerpos y glóbulos blancos del cuerpo circulen con mayor rapidez, y disminuye la liberación de cortisol, también fortaleciendo las defensas”, enfatizó. Sobre la actividad física, la experta también señaló que “ayuda a bajar los niveles de estrés”.
1. Se queman más calorías. Con el frío, la temperatura corporal baja y nuestro organismo debe hacer un mayor esfuerzo para recuperar el calor. ¿Cómo? Aumentando su actividad metabólica con el fin de que las células consuman más energía para transformarla en calor.
Cuando realizamos ejercicio con bajas temperaturas, a este esfuerzo del organismo debemos añadir, además, el que debe hacer para activar nuestros músculos, que con las bajas temperaturas tienden a contraerse y estar más rígidos. Y también para recuperar el equilibrio que supone los cambios de temperatura, el consumo de oxígeno y la pérdida de líquidos del ejercicio físico. Por lo tanto, se consumen más calorías, lo que de paso sirve para compensar los excesos calóricos que hacemos en esta época.
2. Mejora nuestra forma física. Como ya hemos comentado, el cuerpo debe mejorar su rendimiento en todos los aspectos para adaptarse a las bajas temperaturas: mejora la capacidad cardiovascular (lo que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y derrames cerebrales), la capacidad cardiopulmonar y desarrolla los músculos.
“De alguna manera, el invierno puede ofrecer beneficios que no obtiene en verano. Por ejemplo, el clima frío en realidad puede mejorar la resistencia”, asegura el doctor Adam Tenforde, profesor asistente de medicina deportiva y rehabilitación en Spaulding Rehabilitation Network, afiliada a Harvard. “En temperaturas más frías, nuestro corazón no tiene que trabajar tan duro, sudamos menos y gastamos menos energía, todo lo cual significa que podemos hacer ejercicio de manera más eficiente”.
3. Mejora el sistema inmune. Según un estudio publicado en el Journal of Applied Physiology, los leucocitos y granulocitos, responsables del buen funcionamiento del sistema inmunológico, aumentan su producción cuando realizamos ejercicio con bajas temperaturas. En este punto cabe aclarar que los beneficios se consiguen cuando no hablamos de temperaturas extremas. Si al cuerpo no le da tiempo a calentarse realizando una actividad que exija mucho esfuerzo durante demasiado tiempo, el efecto sobre las defensas será exactamente el contrario.
4. Estamos más hidratados. En verano se suda mucho más al hacer ejercicio, por lo que practicar deporte en invierno nos ayuda a mantenernos mejor hidratados en esta época, en la que es normal que sintamos menos la necesidad de beber. Sin embargo, siempre es recomendable mantener una buena hidratación en la práctica deportiva.





