Luego de que el Gobierno español autorizara la implementación de un plan de prueba para la semana laboral de 4 días, comenzó la búsqueda de aproximadamente 200 empresarios dispuestos a comenzar a aplicar el proyecto a partir del otoño, es decir, a mediados de septiembre para el hemisferio norte.
La idea surge de un pequeño partido político de izquierda, Más País, el cuál logró convencer al Gobierno de aplicar una prueba piloto a gran escala del plan de trabajo de 32 horas semanales que luego será evaluada.
El país hispánico invertirá 50 millones de euros (u$s 59 millones) otorgados por el fondo de recuperación de la Unión Europea por el COVID-19 para aplicar esta modalidad, la cual constará de 3 fases, una por cada año.
En principio, se cubrirá de forma integral todos los costos extra que la empresa tenga en el primer año de prueba, mientras que los subsidios se irán reduciendo a un 50 % durante el segundo año y, finalmente, a un 25 % en la última etapa. En cuanto a las inscripciones, todavía no han abierto, pero se espera que lo hagan en las próximas semanas.
El objetivo es mantener los sueldos mientras se amplía el tiempo de ocio de los trabajadores, pasando de un fin de semana de 2 días a uno de 3. Durante este período, se esperan beneficios para la economía tales como mayor productividad en las empresas y una mayor entrada de dinero para dos sectores clave de la economía española: el turismo y el entretenimiento, para los cuales un fin de semana de 3 días implicaría un crecimiento en el consumo.






