Las reuniones de gabinete ampliado son una marca distintiva del gobierno de Cambiemos. Más frecuentes al principio de la gestión, ministros, algunos gobernadores, funcionarios, y directores nacionales, reunidos en el salón de la Ballena del CCK, escucharon siempre al final de diferentes exposiciones, el mensaje del Presidente Mauricio Macri. Funcionó como guía política, arenga, motivación y fuerza en los buenos y los malos momentos de los últimos años.
El auditorio completo aplaude, se emociona, se entusiasma, pero no canta ninguna marchita, ni grita «no nos vamos», una contraposición imaginaria del «vamos a volver» kirchnerista. En ese escenario, y ante esos nuevos compañeros se presentó el peronista Miguel Ángel Pichetto.
Hablaron Gabriela Michetti, en una suerte de despedida que incluyó su invitación al escenario de quien será «el próximo vicepresidente de la Argentina». Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia VIdal, el jujeño Gerardo Morales, y por último Mauricio Macri. Se respiraba campaña, adrenalina y la certeza de que en apenas un mes empieza una pelea a todo o nada. La presencia de un peronista en esa reunión demuestra que Cambiemos no tuvo opción: tuvo que cambiar.